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El huerto en casa

La primavera nos invita a conectar con nuestro entorno natural. Pero eso podemos hacerlo no solo puertas hacia afuera, disfrutando de las oportunidades que ofrece la ciudad, sino también trayendo la naturaleza para que eche raíces -nunca mejor dicho- en nuestro hogar.

El huerto en casa

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La primavera nos invita a conectar con nuestro entorno natural. Pero eso podemos hacerlo no solo puertas hacia afuera, disfrutando de las oportunidades que ofrece la ciudad, sino también trayendo la naturaleza para que eche raíces -nunca mejor dicho- en nuestro hogar. Construir nuestro propio huerto en casa es una buena opción para conseguirlo y en este reportaje te damos las claves para hacerlo. ¿Manos a la obra?

Si ya te entusiasmaste con la idea de crear tu huerto, enhorabuena, porque el interés y el amor por la naturaleza es un componente básico en esta tarea. Pronto verás que es una experiencia muy enriquecedora, que te permitirá conectar con la naturaleza y apreciar el ciclo natural de las cosas. Y muy importante: los niños y las niñas de la familia pueden participar en el cuidado y mantenimiento del huerto, podrán ser protagonistas de una actividad familiar y a la par entrenar la capacidad de asumir responsabilidades. En algunos casos también funcionará para mejorar la incorporación de las verduras en la alimentación de los peques, porque serán un producto que han cultivado con sus propias manos.

¿Dónde plantar? ¿Qué materiales necesito? ¿Semillas o plantones? ¿Cuánta luz necesitan las plantas? ¿Qué riego tengo que darles? ¿Cuáles son las variedades más adecuadas en esta época del año? Preguntas que te asaltan y que intentaremos responder de forma sencilla para ayudarte en la tarea. Allá vamos.

En el jardín, la terraza o el balcón. Lo primero que solemos pensar es que para tener un huerto es necesario disponer de un amplio jardín, pero lo cierto es que también lo podemos tener en pequeñas terrazas o balcones porque no es necesario mucho espacio. Elige el lugar más adecuado según las posibilidades que ofrezca tu hogar, seguro que hay un rincón esperando la llegada de la naturaleza.

La luz de la vida. Los cultivos necesitan tener una exposición directa a la luz solar de entre 6 y 8 horas diarias. Debes tener muy en cuenta esta cuestión cuando elijas el sitio en el que se van a ubicar las plantas, buscando las zonas más iluminadas de la casa. La orientación más aconsejable es la que busca la luz que viene del sur y el sureste.

Agua, siempre disponible y en la medida justa. El agua es otro de los componentes naturales básico para el crecimiento de los cultivos, pero el exceso de agua puede provocar la pudrición y asfixia de las raíces. Como las plantas son suficientemente inteligentes para buscar lo que necesitan en cada momento, te recomendamos utilizar macetas o contenedores con orificios en la base que permitan el desagüe del agua innecesaria y colocar debajo un plato de barro, donde siempre haya un nivel de agua de entre 4 y 6 centímetros. Para reducir el consumo de agua de riego, podemos intentar aprovechar agua sobrante de la cocina. Si quieres algo más sofisticado y eficiente, puedes instalar algún sistema de riego por goteo.

Un sustrato rico en compost. La base para que los cultivos crezcan fuertes y saludables es plantarlos en un “suelo” que tenga los nutrientes necesarios. Lo recomendable es hacerlo en una base con sustrato y tierra, que desde el principio incluya compost o abono orgánico y que se abone periódicamente.

Las raíces necesitan espacio. Los huertos urbanos no requieren de mucha profundidad: podemos utilizar cualquier recipiente que tenga una profundidad mínima de 30 centímetros -para que las raíces puedan extenderse-, una longitud mínima de alrededor de 20 centímetros, y que tenga agujeros en el fondo para permitir la salida del agua sobrante y que el cultivo respire. Tenemos dos opciones: las tradicionales macetas -las hay de diferentes materiales, como piedra, barro, cerámica, plástico, madera- o una mesa de cultivo, que tienen la ventaja de que nos permiten trabajar a nuestra altura sin agacharnos y que en algunos casos llevan ruedas que facilitan el desplazamiento.

Semillas o plantones, esa es la cuestión. Las dos opciones tienen sus pros y sus contras. Lo más cómodo para iniciarse son los plantones, porque ya trabajas con un brote pequeño del producto y el proceso es más rápido; pero esta es una opción más cara y no hay que olvidar que los plantones necesitan un tiempo de aclimatación a la luz y el microclima de tu huerto porque los hemos cambiado de hábitat. Plantar con semillas es una opción más barata y que garantiza una mejor adaptación al entorno de tu huerto -porque la planta habrá nacido allí- pero el proceso es más largo, requiere una planificación de tiempo y más cuidados. Si quieres empezar en mayo y con plantones, estas son algunas de las especies disponibles en esta época del año: apio, berenjena, calabacín, cebolla blanca y roja, pepino y diversas variedades de lechuga, pimiento, tomate, sandias y melones.

Prefiere especies que no requieren muchos cuidados y sean más resistentes a las plagas. Si es tu primera aventura con el huerto, te recomendamos que elijas especies fáciles de cultivar y que no suelen tener problemas de plagas. El tomate cherry y las lechugas son dos buenas opciones; también el perejil y la hierbabuena, a las que además podrán dar buen uso en la cocina, lo mismo que a plantas aromáticas como el romero, el tomillo o la salvia. Elige siempre que sea posible variedades autóctonas o en su lugar otras adaptadas tradicionalmente al cultivo en de tu zona.

Aprovecha el espacio asociando diferentes cultivos. La gran variedad de especies disponibles nos ofrece muchas combinaciones para sacar provecho al espacio ya de por sí limitado que seguramente tendremos. Por ejemplo; podemos mezclar plantas que crecen en vertical, como los cebollinos o ajos, con otras que lo hacen en horizontal, como las lechugas; o combinar hortalizas de hojas, como la rúcula, con otras de raíz, como las zanahorias.

Mantén las plantas bien nutridas. En primavera las plantas requieren un mayor aporte de nutrientes, para garantizar una buena brotación y floración. Principalmente tienes dos opciones de abonado: abono sólido, (mantillo, humus de lombriz…), que es la opción más cómoda porque duran más, o en líquido (lixiviados del humus, preparados de consuelda rusa…), que te demandará una mayor constancia al drenarse en el suelo con mayor facilidad. Siempre que puedas, elije los fertilizantes biológicos certificados, también puedes intentar producirlos tú, en un compostador.

Los abonos químicos o de síntesis provocan desórdenes en las plantas y favorecen el desarrollo de plagas en los cultivos.

Tierra, luz, agua, aire… componentes de la naturaleza que pueden entrar en tu casa de la mano del huerto, que te llenarán de satisfacción y te permitirán alimentarte con productos ecológicos. Ahora sí, manos a la obra.

Cultivando una cultura de ciudad

Los huertos urbanos no son una moda pasajera en nuestra ciudad. De hecho, desde hace muchos años se están impulsando estos espacios de desarrollo agroecológico con el liderazgo del Ayuntamiento, a través de sus concejalías de Educación y de Medio Ambiente y la colaboración de Rivamadrid.

De la mano con el centro de recursos ambientales Chico Mendes, el servicio de Jardinería de nuestra empresa colabora con este tipo de proyectos a través la preparación del terreno y la instalación y/o reparación de los sistemas de riego de los huertos escolares ubicados en colegios o centros municipales de la ciudad. Los centros educativos CEIP Las Cigüeñas; CEIP José Hierro; Escuela Infantil El Arlequín; CEIP José Iturzaeta; CEIP El Olivar; el Centro Municipal de Recursos para la Infancia Bhima Sangha; la Casa de Asociaciones y el propio Chico Mendes disponen ya de bancales agrícolas en los que el alumnado, las familias y diversos colectivos locales cultivan sus hortalizas.

C/ Mariano Fortuny, 2

28522 Rivas Vaciamadrid

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